Las mujeres no necesitan de los hombres, que les ayudemos a bajar del bus.
Las mujeres no necesitan que las protejamos del “mal”.
Las mujeres no necesitan que les digamos lo bonitas que se ven por la mañana.
Las mujeres no necesitan que carguemos el garrafón del agua.
Las mujeres no necesitan que las rescatemos de un castillo custodiado por un dragón.
Las mujeres necesitan que dejemos de intentar encerrarlas en los castillos.
Las mujeres necesitan que también nos hagamos cargo de los hijos y las hijas, que asumamos paternidades con mayor cercanía afectiva y física.
Las mujeres necesitan que dejemos de manosearlas en el transporte publico.
Las mujeres necesitan que reconozcamos sus derechos y su voz.
Las mujeres necesitan que les paguemos los mismos sueldos.
Las mujeres necesitan que dejemos de verlas como centros de rehabilitación emocional.
Las mujeres necesitan que las dejemos de acosar.
Las mujeres necesitan que las dejemos de matar.
Las mujeres necesitan que reconozcamos que el trabajo doméstico es un trabajo no remunerado.
Las mujeres están necesitando que nosotros los hombres cuestionemos nuestras prácticas sociohistoricoculturales que nos hacen creernos unos verdaderos hombres, necesitan que repensemos las formas en cómo no relacionamos con ellas, con otros hombres, con la niñez, con la vejez y con nosotros mismos, formas que tienen sus cimientos en el machismo, el patriarcado, la heteronorma, el capitalismo.
Las mujeres y los grupos históricamente avasallados están necesitando que nosotros los hombres, seamos traidores del patriarcado.
Las mujeres no necesitamos, que un hombre nos diga que necesitamos.