Asegurar que la psiquiatría es la culpable de excesos e injurias a los pacientes siempre me ha parecido un sinsentido.
Para empezar, la psiquiatría es un ente que se origina del conocimiento y que se desarrolla y fortalece con su aplicación clínica, lo cual la justifica como una ciencia médica. Igual que otras disciplinas como la filosofía, la biología y la sociología, la psiquiatría debe sembrarse y cultivarse en la mente del profesional que la divulga y la ejerce alrededor del mundo. Y es aquí donde «la puerca tuerce el rabo.» Cuando un autor o académico da origen a un pensamiento o idea, por más apego a la objetividad que se busque, siempre estará influido por su contexto histórico, ambiental, geográfico y político.
No será lo mismo hablar de la democracia cuando la forma de vida de una persona depende de un salario por horas sin mayores prestaciones sociales, a la visión que seguramente ofrecerá una persona que se encuentra inmerso en la política, trabaja como diputado y goza de toda una serie de privilegios. Con este último ejemplo vemos dos personas que, si bien nos hablan del mismo tema, seguramente nos ofrecerán perspectivas muy distintas e incluso distantes.
Este es un fenómeno que por alguna razón parecieran no querer ver en las ciencias cuantitativas y positivistas, en las cuales se inscribe la medicina y por tanto la psiquiatría. El problema no es que las guías de atención clínica varíen sino la interpretación de las mismas acorde con las necesidades del profesional en turno, ya sean sociales, laborales, sindicales, entre otras.
Con esto en cuenta, vale la pena reflexionar sobre contexto del especialista, tanto del lugar en el que se desenvuelve como donde fue formado. Por ello debemos diferenciar lo que es un asilo psiquiátrico, lo que es un hospital psiquiátrico y lo que es un servicio de psiquiatría de enlace:
Asilo psiquiátrico: igual que como ocurre con el de ancianos, un asilo psiquiátrico es un espacio para pacientes que tienen un padecimiento crónico, donde la independencia del paciente está constantemente comprometida. En este contexto se incluyen problemas como esquizofrenia crónica avanzada, demencia y oligofrenia o retraso mental grave.
Muchos casos que terminan en este lugar no son en su gran mayoría pacientes violentos o agitados. Los motivos por los que suelen terminar en dichos lugares incluyen situaciones de abandono.
Hospital psiquiátrico: Es aquel donde se ingresan pacientes con problemas mentales graves agudos, donde existe un riesgo para la vida del paciente o de terceros por errores de juicio. A diferencia del asilo, estos pacientes se consideran recuperables o con posibilidades de rehabilitación. Después de algunos días el paciente regresará a casa y se incorporará a la vida social, laboral o familiar, con distintos niveles de independencia, de acuerdo a los distintos trastornos mentales. En este ambiente médico y psiquiátrico profesional suelen atenderse los pacientes que por una u otra razón llegan a padecer por ejemplo, psicosis. Las cuales no siempre son crónicas.
Psiquiatría de enlace: Es un servicio de psiquiatría inscrito en un hospital donde no se cuenta con servicio de hospitalización psiquiátrica. Suele ser un contexto donde el paciente es atendido en consulta externa. Al no contar con servicio de hospitalización, una de las responsabilidades del especialista es dar una opinión que justifique la decisión de cuándo y porque es posible canalizar a un paciente a hospitalización psiquiátrica. El servicio de psiquiatría en un contexto de enlace suele vincularse con mayor peso al espectro de atención clínica que llamamos neurosis, donde el juicio de realidad de los pacientes puede ser suficiente incluso para tomar decisiones sobre su propio tratamiento médico.
Con esto en cuenta, se puede concluir que los psiquiatras de enlace están más apegados a las necesidades psicológicas del paciente, mientras que los psiquiatras en un psiquiátrico lo están más a las necesidades médicas. Esto es comprensible cuando consideramos que un médico especialista en psiquiatría dentro del contexto de enlace suele tener resueltas las problemáticas médicas con otros especialistas incluyendo neurología. Mientras que un psiquiátrico, sobre todo en las condiciones en las que se instalan y entienden en México, deben estar pendientes de cuestiones médicas propias de un contexto de hospitalización, donde no suelen tener apoyo de otra especialidad médica. Y por tanto la consciencia con la que se deciden o no uno y otro tratamiento es del especialista que se forma en la especialidad, acorde a su contexto formativo, no de la psiquiatría. Cabe aclarar que el modelo de hospitalización psiquiátrica puede ocurrir en un hospital psiquiátrico como también en un hospital general (de esta última idea me ocuparé en el siguiente número de la revista).