Según datos de la ENCODAT 2016-2017 el uso de alcohol es el principal problema de consumo de sustancias en nuestro país y afecta espacialmente a adolescentes. Esto constituye una situación particularmente preocupante al menos por dos razones:
- El consumo de alcohol durante la adolescencia afecta el desarrollo cerebral, particularmente en la corteza prefrontal, haciendo a los y las adolescentes más propensos a conductas impulsivas que los colocan en situaciones de riesgo como embarazos no deseados, accidentes automovilísticos, etcétera[i].
- El consumo de alcohol de inicio en edades tempranas implica alto riesgo de desarrollar un proceso de dependencia que se asocia a problemas de salud, economía, familiares y sociales.
Ante este panorama, es necesaria la reflexión de lo que como padres y madres de familia modelamos acerca del consumo de alcohol y nuestra relación con el mismo. Albert Bandura conocido por su planteamiento teórico acerca del aprendizaje social sostenía que aprendemos en gran medida observando la conducta de modelos. Es decir que imitamos la conducta de las personas significativas de nuestro entorno.
Los padres y madres de adolescentes, representamos su principal vínculo afectivo y por ello somos los modelos principales a seguir. Resulta oportuno hacernos algunas reflexiones sobre lo que estamos modelando con relación al consumo de alcohol.
- Cuando tienes un conflicto en tu trabajo, con tu pareja o alguna persona significativa ¿Cómo lo resuelves? ¿Consumir alcohol forma parte de la estrategia?
En caso de responder afirmativamente a la segunda pregunta, no sería extraño que posteriormente tu hijo o hija ocupara la misma forma de afrontamiento. Por ello es importante que tanto tu como tus hijos puedan desarrollar habilidades de identificación y regulación emocional, solución de conflictos y una comunicación clara y abierta con la finalidad de prevenir el consumo de sustancias.
- A colación de las fiestas patrias cabe la pregunta ¿Cuándo tu familia se reúnen a convivir qué es lo que suelen hacer? ¿Charlan, bailan, cantan, juegan, o más bien, se reúnen a beber?
Para una salud óptima es importante fomentar espacios de convivencia libres del consumo de drogas y sustancias dañinas como el alcohol. Diversos estudios han tirado el mito de que una copa de vino es saludable o de que beber moderadamente puede traer beneficios; se ha demostrado que hasta en cantidades mínimas el alcohol tiene efectos nocivos en el cuerpo superiores a cualquier beneficio.
- ¿Ha llegado a ocurrir que en las reuniones familiares algún adulto presione al adolecente para que consuma alcohol?
Ni el calor de la fiesta ni la buena intención de diversión lo justifican. Es muy importante ser cuidadosos con ello ya que esta presión social[1] es una situación de riesgo importante para iniciar o recaer en el consumo.
Esto último ocurre con mayor frecuencia en los varones. Es común que se les presione con el discurso de “pórtate como hombrecito”, en este sentido puede ser útil reflexionar acerca de ¿son los hombres de la familia modelos de conductas saludables?
Los hombres saludables son aquellos que no necesitan el alcohol para expresar sus emociones y sentimientos así como aquellos que ejercen su masculinidad desde el autocuidado, como el deporte, oficio o actividad artística.
Para ser buenos modelos es fundamental encontrar formas alternativas de convivencia con nuestros hijos, propiciar la comunicación cara a cara y tiempo de calidad para conocer sus intereses, gustos y aficiones de tal forma que podamos promoverlos y fortalecer su autoestima, que también será un factor protector contra el consumo de sustancias.
La tarea es ardua pues es necesario ofrecer a las y los adolescentes el suficiente espacio para desarrollar libremente su personalidad sin que ello implique la ausencia de reglas que procuran el cuidado de su integridad.
Bibliografía
Bandura, A (1971) Social Learning Theory. New York: General Learning Press.
Comisión Nacional contra las Adicciones (2017) Encuesta Nacional de consumo de Drogas Alcohol y Tabaco. 2016-2017.
Marlatt, G.A. (1993). La prevención de recaídas en las conductas adictivas:
Un enfoque de tratamiento cognitivo-conductual. En M. Casas y M. Gossop (Eds.),
Recaída y prevención de recaídas (pp.137-160). Sitges: Ediciones en
Neurociencias.
[1] Situación
identificada por Marlatt (1993).
- [i] Para saber más sobre el tema se pueden consultar los estudios del especialista en neurobiología cerebral Eduardo Calixto.